lunes, 12 de diciembre de 2011

De Benalmadena a Palma del Río. Los CHARES de planho. 1

Hace unos días que fuimos adjudicatarios del Concurso para la redacción del Proyecto y dirección de las obras del Hospital de Alta Resolución del Palma del Río (Córdoba). Publicamos una primera y escueta nota  en nuestro Facebook, expresando nuestra satisfacción y alegría. Decíamos que tendríamos ocasión de hacer algunos comentarios al respecto. La dilación empieza a ser más de la oportuna. Últimamente, no se que pasa, pero el tiempo corre demasiado rápido y cuesta trabajo encontrar hueco para lo importante. O adquirimos demasiados compromisos para los que cuesta trabajo dar respuesta sin fastidiar la tarde del domingo ó estamos los días de diario 

más pendientes de lo conveniente del sinfín de inconvenientes cotidianos, del sinfín  de  disconformidades e incongruencias burocráticas, generadas por  la falta de presupuesto, o sea, la crisis, o lo que es peor, perplejos ante la “morosidad administrativa”, ante la “actitud quieta”, que la falta de presupuesto, ha generado en nuestros  políticos y administradores públicos. Imposible no acordarme ahora, aunque venga “cogido por los pelos”, del más que jocoso  comentario de mi amigo Miguel Trujillo, refiriéndose a que el problema de España no solo está en el número de parados, sino en el número de “quietos” que hay que añadir a la cifra oficial del paro.


Hay que rebelarse. Hay que hacer un esfuerzo considerable, para en este mar de dudas, en este marasmo de ineficacia, encontrar tiempo para un mínimo de  reflexión, algo así como el mínimo de ejercicio físico a la semana, para un mínimo análisis que nos ayude distinguir el grano de la paja, lo fundamental de lo accesorio,  lo sustancial de lo inconsistente, lo permanente de lo anecdótico, lo conveniente de lo estúpido.


Esta es la primera reflexión en esta tarde de lunes, en que como otros lunes, menos de los que serían convenientes, consigo sentarme en un cómodo balancín que dispone mi amigo José Miguel Vega, constructor de guitarras, en su guitarrería de Gelves. No se como va a terminar este artículo que escribo a propósito del Proyecto del Hospital de Palma del Río, pero tengo la sensación de que ya he dicho al menos,  una parte importante de lo que quería decir.


Después de esto, me cuesta hablar de arquitectura en estado puro. Me interesa poco ó casi nada la arquitectura fuera del contexto. Me parece que lo más grande la arquitectura es su inevitable imbricación social, su dificultad incluso su imposibilidad para ser transportada, para ser expuesta, para ser objeto de mercadería. Bueno, los tiempos están cambiando y estas afirmaciones, con los nuevos sistemas y redes de información, de comunicación y de “manipulación”, que todo hay que decirlo, pueden ponerse en duda. Lo leí en un artículo del siempre magistral Vicente Verdú. Hay arquitectura que se fabrica, que se realiza, con el solo objetivo de ser difundida, de ser vista, de generar sensaciones que no sentimientos. Lamentable arquitectura. Pobres arquitectos.


Proyectamos el primer CHARE en el año 2002, para el Ayuntamiento de Benalmadena. Fue para nosotros un proyecto especialmente gratificante. Cuando leímos los Pliegos, comprobamos que en gran parte, lo que sabíamos de hospitales hasta entonces no valía para mucho, incluso que esto podría convertirse en un inconveniente. Que teníamos que “inventar” un modelo que no conocíamos, sobre el que solo podíamos hacer conjeturas. Hacer un proyecto, dar forma arquitectónica para contener un conjunto de funciones, de procesos que no conoces. Conceder a la arquitectura el don "dar orden a no se sabe que", pensar que la arquitectura por si misma es capaz de ordenar lo que ocurre dentro, incluso sin que estén muy claros los contenidos, es una teoría, que incluso tiene sus seguidores. A mi me parece  un ejercicio de irresponsabilidad tan grueso, como poner a pilotar un avión a u un piloto del AVE, con el ligero argumento, de que "pilotar es pilotar y quien pilota bien un AVE, pilota bien un avión". Ojo!, que este argumento de medio pelo, es utilizado más de la cuenta por arquitectos, obviamente, poco experimentados.  Claro que el problema es aun más grave, cuando quien comulga con "asertos" tan escasos de profundidad, es un responsable público con cierta capacidad de decisión sobre la cosa. Que de vez en cuando ocurre.


Volviendo a Concurso del CHARE de Benalmadena. Nadie del Ayuntamiento sabía explicar los matices funcionales o conceptuales del nuevo modelo o dar respuesta a otras cuestiones relativas a dotaciones, implantación etc, cuestiones menores para ellos, siempre y cuando la palabra hospital, estuviera contenida en el enunciado de la cosa. "Para explicar lo de la cosa me remito a mi articulo, sobre la cosa, publicado en el blog “el primerlunes” http://elprimerlunes.blogspot.com/#!/2011/02/nueva-configuracion-la-cosa.html,".   En el Ayuntamiento nos remitieron a "los ideólogos" de la cosa, en la Consejería de Salud. Enrique tuvo la oportunidad de acceder a Angel Garijo, entonces Director General de la cosa y vino realmente ilusionado con la filosofía del nuevo dispositivo, del nuevo modelo. Yo adopté el papel de escéptico interesado. Los que conocíamos algo a Angel Garijo, sabíamos que su poder de convicción de Ángel, está por encima de la media, por decirlo suavemente. Tuvimos ocasión a la semana siguiente de tener  una sesión Enrique y yo con Carlos Gómez, subdirector de la cosa, y quedamos totalmente convencidos de haber entendido el modelo. Es más, quedamos "enamorados" del modelo. No nos preguntamos, si comulgábamos ó no con el modelo, cuestión que por otro lado es casi anecdótico para el arquitecto, ojo he dicho "casi", pero esto da para otro articulo. No nos importaba tanto la filosofía de "la cosa", como haberla entendido, como creer en ella. Ahora podíamos abordar el proyecto con ilusión añadida. El añadido que da la de poder ser los primeros en abordar el proyecto de un nuevo tipo arquitectónico, de algo que no existía; que no solo había que proyectar, sino que había que crear.


Pero solo nos quedaban ya tres semanas para "crear" la propuesta. El solar era, sencillamente, el peor posible. Faltaban dos semanas y solo habíamos dibujado trazos curvos, semicirculares, inconexos, parecidos a los que de forma refleja Carlos Gómez hacía en folios de reciclaje mientras hablaba con nosotros, intentando reflejar en ellos lo que no llegaban a descifrar sus palabras o intentando resumir en una forma, todo un concepto, un proceso, una secuencia. Faltaban dos semanas, cuando empezamos a alumbrar la solución en base a dos semicírculos (lo ambulatorio y la “hospitalización especial”,) que se desplazan sobre un eje que sobre el que se implantan los servicios centrales. En dos semanas frenéticas brotaban solas las soluciones particulares, los procesos específicos. Todo funcionaba, todo era cada vez más eficiente y la forma, las formas, cada vez más atractivas. Estábamos convencidos de que ganaríamos el concurso. Así fue. Hemos ganado muchos concursos, hemos perdido muchos más. Hemos hecho proyectos más complejos, más grandes, pero ninguno tan satisfactorio como éste. Creamos el primer CHARE. En la Consejería de Salud nos mostraron su satisfacción, creo que  para ellos, en cierto modo, constituyó un alivio comprobar que conceptos y procesos nuevos, podían tener respuesta funcional y física concreta y alternativa. Yo creo que en el fondo los que generan nuevas ideas, nuevos conceptos, tienen un miedo, en parte justificado, a ingenieros, arquitectos y otros profesionales que pueden usar la técnica, las formulas complejas, las normativas, incluso caducas, los cálculos  sesudos, para invalidar "inventos de otros", para cortar “ocurrencias novedosas”. Ocurre no solo en el campo de los arquitectos y los ingenieros, les pasa a los médicos, a los informáticos, a los economistas y hasta a los taxistas cuando le estableces un camino alternativo al que siempre usa.



Tuvimos la sensación, poco después de terminar el proyecto de Benalmadena, que éste generaba admiradores y detractores. No nos preocupó en absoluto, más bien nos generó cierta complacencia. Al fin y al cabo, la crítica, la adulación, la controversia suele ir asociada a lo nuevo. Esto certificaba que habíamos proyectado algo diferente, que habíamos roto ciertos paradigmas.


El Servicio Andaluz de Salud publicó poco después, en Julio de 2002, el concurso para el  proyecto del CHARE de Guadix. La Administración es un cliente especial. Suele ser difícil, adivinar, entender que modelo, que tipo, que configuración arquitectónica, se esconde detrás de un Pliego, lleno de adjetivos tan administrativamente correctos como “huecos”. Es tu "olfato de supervivencia" el que te ayuda a tomar una u otra decisión.


Olfato que nos condujo a un nuevo planteamiento, no tanto en lo conceptual, ni siquiera en el esquema funcional básico, pero, ahora con el paso del tiempo, comprobamos que las soluciones intermedias nunca son buenas. Partimos del esquema funcional de Benalmadena, pero el “peine concéntrico” de consultas de Benalmadena, se cambia a un “peine ortodoxo”. Para la hospitalización hicimos un intento de esquema semicircular, pero acabamos desarrollándola en esquina, generando un trapecio, a medias entre el semicírculo y rectángulo. Nos faltó coherencia. Para perder un concurso, mejor perderlo sin renunciar a tus planteamientos. Estábamos demasiado preocupados con “la preocupación” que parecía imponerse entre los técnicos de la cosa, en el Servicio Andaluz de Salud, relativa a la predilección por los paralepípedos, por las trazas paralelas y ortogonales, métricas y modulares, volúmenes entendibles, “administrativamente correctos”.



No parecía importante en este caso, al contrario de lo que habíamos interpretado en nuestro primer proyecto, inventar un modelo. No parecía importante encontrar una configuración arquitectónica para una nueva filosofía de hospital. Se trataba de cumplir el programa. No estábamos enamorados la nueva solución, pero era la solución adecuada a "las circunstancias". Y la Administración es un cúmulo de circunstancias. Lo que era bueno donde se planifica, puede ser inapropiado donde se ejecuta. Lo que hasta ayer era correcto, hoy puede ser improcedente. Lo que allí es prioritario, aquí es intrascendente. No encontramos un interlocutor que apreciase la diferencia entre un CHARE y un minihospital. Perdimos el concurso, claro está. Claro estaba.


Poco después tuvimos la oportunidad de trabajar en otro concurso de proyecto y obra con la Constructora OHL, para el CHARE de El Toyo en Almería. Fue Inmediatamente después a la entrega del proyecto de Benalmadena. La adjudicación fue en Octubre de 2002. Ganamos el concurso. Difícil deslindar en este caso el mérito de la constructora OHL, estoy seguro que muy importante y la nuestra. El equipo de OHL, magnifico, me es difícil no resaltar cuando esto escribo la profesionalidad de José Manuel Canalejo y la sabiduría y lucidez de José Magán.


Ganamos el concurso del CHARE de El Toyo (Almería). Formalmente, volumétricamente, ruptura con  a Benalmádena. Apostamos por un planteamiento diferente, procurando respetar los  principios  básicos del Pliego, pero existían dos condicionantes importantes. Por un lado un programa con un bloque quirúrgico importante,  aparentemente desproporcionado para un CHARE, por otro lado un solar relativamente escaso y con limitaciones de ocupación. Esto nos obligó a disponer tanto el área quirúrgica así como el área de hospitalización, en planta alta.


Nos limitamos en este caso ha resolver las singularidades funcionales que programa del CHARE incorporaba y que en la practica, despojado el conjunto de impronta funcional propia, se resumía en la doble circulación para consultas y habitaciones de hospitalización.




Estamos satisfechos con la propuesta y con el resultado del CHARE  de El Toyo, pero no emocionados como en el caso de Benalmadena. En este caso, lo que nos hizo ganar el concurso no fue nuestra apuesta por reinventar un modelo, de crear un tipo, sino lo contrario, nuestra capacidad para entender la clásica funcionalidad de los hospitales, sus esquemas zonales y su estructura de circulaciones. A pesar de ello, estamos satisfechos de la ordenada configuración, de la tranquila racionalidad de su volúmenes. Estamos contentos del CHARE de El Toyo, del minihospital de El Toyo. En este caso y por la peculiaridad del concurso de proyecto y obra, no llevamos a cabo la dirección de obra, pero tuvimos la suerte de contar Nicolás Cermeño. Criterio y profesionalidad.

Repetimos un esquema parecido, el esquema de minihospital, para el caso del CHARE de Loja. Aunque en este caso, “el peine” queda unido por los dos extremos de los paralepípedos paralelos que lo conforman. Estábamos influenciados por el recién ganado Concurso del Hospital de Tomelloso, prototipo de Hospital horizontal. No habíamos  inventado un nuevo modelo de hospital en el caso de Tomelloso, pero habíamos llevado hasta sus últimas consecuencias el modelo. Habíamos dado una respuesta física evidente, a lo que le llamamos “el ámbito del usuario”. El gran vestíbulo era algo más que una acogida del visitante, era, es, un espacio que ordena y canaliza todas las circulaciones posibles del paciente y del visitante. Repetimos el esquema, apostamos por el vestíbulo. Se nos argumentó que el vestíbulo era exagerado, que incrementaba la superficie del edificio. Era fácil explicar que el vestíbulo reduce las circulaciones, pero no parece tan fácil entenderlo.


No ganamos el Concurso, pero la repuesta funcional era ordenada. Curiosamente la propuesta creo que fue más afortunada en cuanto a su configuración volumétrica resultante en la fachada trasera al vestíbulo, la zona clínica de servicios y personal. Aprovechando el desnivel, en la fachada trasera emergen dos y en algún caso hasta  tres alturas. Habiendo recuperado material para ilustrar este articulo he recordado el “alzado trasero” mucho más reciente del proyecto del Hospital de Parapléjicos de toledo. Es interesante comprobar, incluso siendo Paraplejicos un proyecto conjunto con Lahoz-Lopez, que la opción formal de desestructurar formalmente la pieza, responde al mismo criterio en ambos casos. El alzado desde la Vega en el caso de Loja y el alzado desde el Río Tajo en el caso de Toledo. El límite entre la ciudad y el campo.


En esta cronografía de los CHARES, hemos omitido el precedente de 2001, correspondiente al Hospital del Valle del Guadiato, concurso convocado por el Ayuntamiento de Peñarroya y que ganamos, pero se trata de un caso singular. El proyecto que empezó como hospital para el Ayuntamiento de en 2001, acabó supervisándose como CHARE de Peñarroya en 2006. Lo que pasó entre medias, difícil de resumir. Disputas políticas y los arquitectos en continuo “equilibrio inestable” y en continuo “desequilibrio financiero”. Pero esto es harina de otro costal. Sobre el nuevo CHARE  de Peñarroya, sobre su arquitectura y su tipología, espero comentar algo en la segunda parte de este artículo.

Difícil me es ahora, que brotan tantas remembranzas, valorar el final de este camino emprendido en Benalmadena y que debo terminar en Palma del Río, pasando por diferentes comarcas andaluzas e incluso fuera de Andalucía. Espero resolver la cuestión en no más de tres artículos. Me comenta Alejandro, que no es bueno escribir artículos largos, que el personal no tiene la paciencia de antaño. Espero que alguien haya llegado hasta aquí. Si es así deja constancia de ello. Se te agradecerá.

3 comentarios:

  1. Magnifica primera reflexión sobre esto de los Chares. Conviene comentar que después de más de diez años desarrollando estos nuevos modelos de asistencia sanitaria tengamos a veces la sensación, al menos es la que tengo cuando veo algunos proyectos, de estar de nuevo al principio del camino. De hecho, algunos de los nuevos edificios, también de los proyectados en planho, funcionan muy por debajo de su verdadero potencial, quizá por falta de iniciativa quizá por falta de presupuesto o lo que es peor por la incapacidad de gran parte de ‘la cosa’ de entender ese nuevo modelo asistencial.

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  2. Esta entrada del blog, me recuerda, no sin cierta nostalgia, los tiempos en los que PLANHO, emiliano, enrique, manolo, con una generosidad sorprendente en nuestra profesión, nos abrieron las puertas de su casa y de su conocimiento.

    Tuvimos la oportunidad de debatir, analizar, aprender, entrar en un mundo apasionante, desarrollamos varios proyectos conjuntamente, en los que la eficacia, funcionalidad y economía de medios y mantenimiento, se conjugaban con la buena arquitectura.

    (aunque esto también da para otro hilo, no estaría mal repasar algunos de esos concursos y ver algunas de las barbaridades que se adjudicaron, cuando esto de la eficacia y economía "no estaba de moda" y que tristemente tendremos que pagar entre todos durante muchos años).

    Así, pudimos desarrollar, con la ayuda de Emiliano, Enrique, y la participación directa de Manolo Pérez, el proyecto del Hospital de Alta Resolución Tres Mares en Reinosa, que añade un punto en la evolución de la tipología de estos centros.

    Actualmente estamos acabando otro centro de alta resolución en Cartama, y las consideraciones que hace Enrique, se reproducen sistemáticamente en todos ellos, esperemos que sea solo inercia que la crisis ayude a superar.

    Otro tema de esta tipología es el diseño de las instalaciones, con el limitado presupuesto disponible, nos encontramos con edificios demasiado pequeños para plantas técnicas o trazados de "hospital grande", aunque por contra demasiado complejas como para obviar lo anterior. En fin un dilema, que siempre INGHO, nos ha ayudado a solventar, y seguro que pueden aportar luz a estas reflexiones

    Por último, creo que el amplio conocimiento que tenéis sobre esta tipología, merece un libro, o al menos una estructuración amplia para que pueda darse a conocer en eventos, cursos o congresos, para lo cual nos tenéis a vuestra total disposición.

    Enhorabuena por el nuevo proyecto.

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  3. Gracias Ramón, por tus aportaciones, por tu consideración hacia nosotros. no sé si daría para un libro, hay tantas cosas que darían pra un libro. Pero en cualquier caso, lo que está claro es que es bueno poder escribir de los proyectos de nuestras obras con transparencia, comprobar que hemos ejercido, que ejercemos este ofico con dignidad, son sensatez, al margen de tanta barbarida, de tanto disparate. Voy a intentar terminar el árticulo el fin de semana, lo que pasa es que me esperan cosas muy importantes: partido de futbol de mi hijo, comida con amigos, en fin lo esencial de la vida. la arrquitectura aunque lo parezaca algunas vveces no es lo esencial.

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